Salvo las ágatas de genuino color celeste liláceo procedentes de África, las azules de Río Grande do Sul, Misiones y Uruguay, son teñidas (ferrocianuro potásico y sulfato de hierro).
Las verdes se tiñen con ácido crómico, las amarillo-verdoso con ácido clorhídrico, las rojas (no todas, hay naturales) con óxido de hierro, y marrón-negro, con azúcar y ácido sulfúrico.
Aunque la coloración sea artificial, hay gemoterapeutas que dicen haber logrado buenos resultados con estas ágatas.
Por lo tanto, la artificialidad de ciertas coloraciones no implica imposibilidad de que, cromáticamente, haya energías utilizables.
Con los citrinos procedentes del calentamiento de amatistas y cuarzos ahumados, sucede lo mismo.
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