Como, a nivel físico, el blanco refleja y el negro absorbe (luz), y a nivel espiritual el blanco es Yang y el negro es Yin, positivo y negativo, y como el blanco es asociado a la pureza y el negro a lo maléfico, las piedras de este color no podían estar al margen de tan mala fama.
El ónix es la más difamada entre todas: "genera discordias y temores en quien lo lleve puesto.
En realidad es una piedra muy nefasta" (Sylvia Colombres, "Los símbolos secretos y el poder mental", 1.989).
"Las piedras preciosas negras deberían ser llevadas solamente como adornos de luto, excepto cuando la persona en cuestión está dominada por el signo de Capricornio" (Franz Mansfeld, "Piedras Preciosas", 1.942).
"El ónix negro es el amo supremo del ego: lo hace sentar cabeza y lo estabiliza.
Como que es porosa, esta piedra es, por tanto, permeable, pero no guarda la energía.
Es capaz de absorber la negatividad y, al mismo tiempo, dejarse penetrar por vibraciones positivas.
Y, sin embargo, no retiene estas energías mucho tiempo y su acción es de corta duración dado que se neutraliza a sí misma" (Daya Sarai Chocron, "La curación por las piedras", 1.986).
Esto confirma que el ónix atrae fuerzas negativas, sí, pero como pararrayos que las desvía de la persona hacia donde puedan ir dirigidas.
Otras piedras negras, por el contrario, en vez de absorber, como en la física pasa con la luz-, reflejan las negatividades.
Tal es el funcionamiento de la turmalina negra y de la obsidiana negra, que son verdaderos escudos de protección.
Se trata de piedras compactas y vítreas, en tanto que el ónix es poroso.
Eso marca la diferencia entre la cualidad de reflejar y la de absorber.
Pero en cuanto a la cuestión del negro y su sintonía con vibraciones negativas, si bien la cosa podrá ser tenida en cuenta con la vestimenta, no es igual una piedra que una campera o un sombrero.
La ropa es creación humana, no siempre en correspondencia con las vibraciones cromáticas que el cuerpo y los chakras necesitan o reciben bien.
Las piedras, en cambio, son creaciones de la naturaleza que están molecularmente organizadas para responder adecuadamente a los campos energéticos que actúen sobre ellas.
Con telas, cueros y plásticos, no se puede pretender lo mismo.
Otra propiedad de las piedras negras es la de hacer "cable a tierra", conectando a la persona con las realidades del mundo de la materia, para tener los pies bien puestos en él y no divagar en cosas inconcretas.
Todo exceso, claro, llevaría al materialismo.
Pero eso no sería culpa de la piedra sino de quien la usa.
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